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El ajo es uno de los cultivos más codiciados en el mundo, por las propiedades curativas que posee, además del interés económico que reviste su exportación e importación en los mercados de mayor consumo.
Su cultivo se inició cerca del año 3000 antes de Cristo. Entre las primeras culturas que lo sembraron se encuentran los antiguos egipcios, romanos, griegos e hindúes. Fue introducido en el continente americano por los españoles a finales del siglo XV.
Es una planta perenne perteneciente a la familia de las liliáceas. Mide 1.5 metros de altura, aproximadamente.
De acuerdo a un estudio realizado por Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), el ajo no sólo es importante por el uso culinario, sino también por su valor nutricional y medicinal.
En estado verde contiene sólido, azúcares, proteínas crudas, celulosas, cenizas y vitaminas. Los bulbos maduros contienen aceite esencial y en estado seco insulina, la cual es desdoblada por el organismo en fructosa.
Siembra
Los productores se toman dos meses para preparar los terrenos en el que luego siembran el condimento. El cultivo se realiza entre octubre y noviembre, y seis meses después ya está listo para cosechar.
Según el presidente de la Unión Nacional de Productores Agrícolas (Unaproda), Humberto Collado, en 2014 se sembraron 6,156 tareas, de las que se cosecharon entre 43 mil y 49 mil quintales. Añade que para este año fueron sembradas 9,200 tareas, de las que esperan cosechar entre 65 mil y 70 mil quintales.
“Constanza produce el 100% del ajo que se consume en el país”, expresó Collado.
El productor agrícola recordó que antes se sembraban entre 15 mil y 20 mil tareas.
Indicó que según el Ministerio de Agricultura el consumo mensual en la población oscila entre 12 mil y 15 mil quintales, pero sus cálculos sugieren una cifra de alrededor de 20 mil quintales, los cuales resultan insuficientes para suplir la demanda durante el año, que asciende a 276 mil quintales, para un déficit absoluto de 36,000 quintales, equivalentes a un 13%.
Por tal razón, los agricultores de la zona hacen esfuerzos para sembrar mayor cantidad de ajo que permita menos importaciones. La ineficiencia en la producción criolla es la causa principal de las importaciones de este condimento, las cuales representan entre el 75% y el 80% del consumo.
Las adquisiciones en el mercado internacional son manejadas a través de permisos de importación, regulados por el Ministerio de Agricultura, entidad que vela por la correcta aplicación de las normas de seguridad alimentaria.
Collado señaló que los productores de Constanza, único lugar donde se cultiva este condimento, tienen seis variedades de ajo listas para cultivar en octubre próximo, de las que tres tipos, dos morados y uno blanco, les producirán buenos resultados.
Costo
Sembrar una tarea de este tubérculo cuesta entre RD$40,000 y RD$45,000.
El quintal de ajo tipo A tiene un precio de RD$8,000; el tipo B ronda los RD$6,500; en tanto que el denominado C tiene un valor de RD$4,200. Este importe de venta solo aplica en las fincas.
Asegura que la mayor cantidad de ajo que entra al país procede de la China Comunista y se vende a precios que ponen en riesgo la producción criolla. Señala además que algunas personas, a quienes no identificó, logran introducir a suelo dominicano una buena parte de este bulbo vía contrabando a través de la frontera.
Sostiene que si el Gobierno les otorga el 100% de los permisos de importación, ellos están dispuestos a venderlos a RD$60 la libra en todos los mercados e incluso ofertarían a ese precio el ajo criollo.
Propiedades del ajo
De acuerdo a la web botanical-online.com, el ajo es uno de los mejores remedios para la circulación. La presencia de componentes sulfurosos como la aliína y del ajoeno, otorgar a esta planta propiedades antitrombóticas (no formación de coágulos en la sangre), por lo que resulta muy adecuada para fluidicar la circulación sanguínea y evitar las enfermedades circulatorias.
Es adecuado para combatir las infecciones del aparato respiratorio: gripe, bronquitis, faringitis, entre otros males.
BENEFICIOS DEL AJO
El ajo es portador de una sustancia bacteriana denominada fitocida, la cual detiene el desarrollo de las bacterias que causan la tuberculosis, disentería, difteria, cólera y otras enfermedades. Se usa en tratamientos preventivos de la presión arterial, arteriosclerosis, catarros, asmas y para enfermedades causadas por parásitos intestinales.
En las secreciones de las raíces de esta planta se han descubierto sustancias fitocidas que protegen otras plantas contra algunas enfermedades, como son: el tizón tardío en la papa y la bacteriosis en el repollo.
Favorece la digestión, estimulando el hígado, la vesícula y el páncreas. Está indicado para calmar la tos de origen bacteriano con funciones de expectorante. Además, sirve también para combatir o prevenir las intoxicaciones alimentarias.
El ajo pica en la boca porque contiene compuestos irritantes, entre ellos el alfa-felandreno, el linalool y el alil mercaptano.
Otro importante beneficio es la protección contra el cáncer, de acuerdo a investigaciones médicas recientes. Los compuestos azufrados parecen ser los responsables en la ducha contra la aparición de células cancerosas en el estómago, hígado y pecho.