- Por: Stanly Abreu
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En la sociedad de hoy tenemos muchos retos, producto de algunas deficiencias mostradas por el Estado a lo largo de su historia. Esto se puede apreciar en cada ciudadano que vislumbra la acumulación como un seguro necesario para contrarrestar situaciones que se le pudieran salir de sus manos. Esto es un grito que no termina y se mantiene cada día como el objetivo principal de cada persona.
Acumular bienes y obtener riquezas no se salen de las reglas actuales; incluso, ahorrar, tener inversiones y propiedades es una acción positiva que puede elevar el rendimiento económico de los países, principalmente de aquellos que se encuentran en vías de desarrollo. Sin embargo, enfocarse exclusivamente en ello crea un círculo vicioso donde cada ciudadano solo se preocupa por sus propios intereses, sin importarle la situación de los demás. Esto genera una tendencia hacia la acumulación individualista, donde las personas salen cada día de sus hogares a la “lucha por hacer dinero”, y donde a los que más tienen se les hace más fácil manejar la situación, mientras que los demás luchan por subsistir. Ahorrar es una fórmula que se les hace difícil de conseguir, pues llegar simplemente a fin de mes es una lucha constante para la mayoría de los ciudadanos.
Los medios y las redes venden un mundo donde le hacen ver a los ciudadanos que sus problemas dependen básicamente de ellos y que no tener bienes es propio de sus actuaciones ante la vida. Pero no es así; cuando observamos la situación de forma estructural, nos damos cuenta de que muchas cosas dependen de las garantías que te ofrezca el Estado.
Cada día se hace más difícil construir un Estado que promueva y construya garantías colectivas, donde cada ciudadano tenga lo necesario para poder vivir. Donde los trabajos son volátiles, las pensiones frágiles y la salud un negocio rentable, la acumulación puede ser vista como una vía para que las personas aseguren su futuro. Esto crea un referente, principalmente dentro de los jóvenes, que ven esta posibilidad como una atracción para llenar situaciones que forman parte de sus emociones.
Contrarrestar la visión y cultura individualista debe ser una prioridad para el Estado, pues esta solo busca desarmar a la gente de un pensamiento crítico que corrija errores que se han ido acumulando durante muchos años. Es vital que asuma su rol y que la acumulación individualista no se vea como la norma y el objetivo a seguir. Es su compromiso garantizar una vida digna a cada ciudadano y evitar que esto recaiga en la acción individual de cada persona.