EL MUNDO | La semana pasada Apple anunció una nueva generación de ordenadores Mac con el recién estrenado procesador M4. Durante los últimos días he podido probar el Mac Mini, posiblemente el más interesante de los anunciados por el sorprendente nuevo diseño, pero también he tenido acceso a uno de los nuevos MacBook Pro, los portátiles de la compañía orientados a usuarios profesionales creativos.
Estos equipos, a diferencia del Mac Mini, recibieron el año pasado el procesador M3, así que el salto en potencia puede parecer menor en un primer vistazo. Esconden, sin embargo, varios avances que los convierten en máquinas mucho más avanzadas y capaces.
De entrada, los nuevos MacBook pueden configurarse con procesadores M4, M4 Pro o M4 Max y en pantallas de 14 o 16 pulgadas según el procesador elegido. Uno de los modelos que más se beneficia en esta nueva generación es precisamente el básico, el MacBook de 14 pulgadas con procesador M4 (en el modelo de 16 pulgadas sólo se puede optar por procesadores M4 Pro o M4 Max).
NO PARA. Este modelo de Macbook Pro ha sido tradicionalmente difícil de encajar en el catálogo profesional. Venía siempre con limitaciones y sacrificios que lo acercaban más a la gama MacBook Air. Este año, sin embargo, se ha ganado sin duda el apellido de Pro.
La nueva máquina, que es la que he podido probar estos días, presume por primera vez de tener los mismos puertos y pantalla que el modelo con procesador M4 Pro. Arranca en 16 GB de memoria unificada (Apple ha abandonado este año los 8GB de memoria base, que eran uno de los aspectos más frustrantes en la experiencia de compra de un Mac) y la eficiencia del procesador, unido a una batería que está diseñada para aguantar las exigencias energéticas de procesadores más potentes, le permiten presumir de una autonomía espectacular.
Apple asegura que puede superar las 24 horas y aunque no he podido hacer una prueba tan larga, no parece que sea una exageración. Se trata, claro, de un máximo en condiciones muy concretas (reproducción de vídeo en streaming) pero da una idea de que en flujos de trabajo normal es posible rascar más de 15 horas de autonomía. El procesador M4 es el mismo que he probado en el Mac Mini, con la misma configuración de núcleos de cálculo general y gráficos, así que no hay mucho más que añadir aquí. Es el procesador más potente en tareas de un sólo núcleo que se pueden configurar ahora mismo en ordenadores domésticos y tiene
potencia suficiente para todo tipo de aplicaciones creativas o de trabajo. Los profesionales que necesiten robar minutos a los procesos de renderizado, edición o compilación encontrarán el M4 Pro o el M4 Max más apetecible (y pueden configurarse con más memoria unificada) pero hay poco que este M4 básico no pueda hacer, incluyendo ejecutar juegos de elevados requisitos gráficos con bastante soltura, aunque obviamente un M4 Pro o un M4 Max darán mejor resultado en este apartado.
Como el resto de los Mac con M4, estos son los primeros Mac de la era de Apple Intelligence, el conjunto de herramientas de inteligencia artificial de la compañía. No quiere decir que los modelos anteriores no sean compatibles (todos los Mac de la serie M lo son) pero estos son los primeros diseñados específicamente con estas herramientas en mente. Apple Intelligence está disponible ya en los Mac, pero de momento sólo en inglés. Llegarán en español en abril del año que viene.
PANTALLA. Pero como decía al principio, el nuevo procesador no es el único cambio de esta generación de MacBooks. Apple ha incluido pantallas más brillantes, de hasta 1000 nits en contenido de rango dinámico estándar (o hasta 1.600 en alto rango dinámico), y por primera vez con opción de añadir un filtro que Apple denomina como «nanotexturizado» que elimina reflejos y le da a la pantalla un tono más mate.
Este filtro resta un poco de contraste pero a cambio elimina muy bien los reflejos y es una característica muy útil cuando se trabaja en artes gráficas o en exteriores, donde la luz del sol puede volver en ocasiones ilegible una pantalla convencional. Entre el mayor brillo y el filtro, usar este Mac en una terraza o en el jardín es una auténtica gozada. Esta terminación de la pantalla es una opción extra que cuesta 170 euros pero para diseñadores o artistas digitales, por ejemplo, puede ser recomendable.
Otro cambio significativo es la webcam integrada, que ha ganado resolución, nitidez y varias habilidades, como la posibilidad de reencuadrar al usuario en el centro de la imagen, incluso cuando se mueve (Center Stage), o la posibilidad de mostrar una vista adicional cenital de un objeto situado frente al teclado (Desk View). La corrección de perspectiva añade algo de distorsión y resta calidad, pero es una herramienta versátil que muchos usuarios pueden encontrar útil, desde influencers hasta artesanos que quieran mostrar cómo trabajan mientras explican algo a la cámara.
Como en la anterior generación con M3, los micrófonos y altavoces son también excepcionales. Da gusto escuchar una película o mantener una videoconferencia con estos equipos. Incluyen varios puertos también. Uno de carga Magsafe (con cable de enganche magnético), tres puertos compatibles con Thunderbolt 4 (o Thunderbolt 5 en el caso de los M4 Pro y M4 Max), una conexión HDMI, un lector de tarjetas SD y toma de auriculares. Puede conectarse a dos monitores externos (para un total de 3 pantallas, incluida la integrada) de hasta resolución 6K.
Al igual que ocurre con el Mac Mini, hay pocos peros que ponerle a estas máquinas. En el apartado de conectividad podrían haber apostado por WiFi 7 en lugar de WiFi 6E, que aunque aún no está muy extendido, será relativamente común en unos años.