EL MUNDO | Hace un año la compañía de videojuegos Epic demandó a Google por eliminar Fortnite de la tienda de aplicaciones Google Play. Si el caso suena familiar es porque se trata de la misma situación que también enfrenta a Epic con Apple. Sin previo aviso, la creadora del popular videojuego decidió comenzar a vender paquetes de monedas virtuales de forma directa a los jugadores, saltándose la comisión del 30% que Google exige por utilizar su plataforma.
La respuesta, como en el caso de Apple, fue fulminante. Fortnite dejó de estar disponible en la tienda oficial de aplicaciones de la compañía.
La diferencia con el caso de Apple es que en Android resulta mucho más sencillo instalar aplicaciones y juegos descargadas directamente desde otras fuentes, o incluso tiendas de aplicaciones alternativas. Al menos en teoría, Epic no debería tener problemas.
La práctica es más compleja. Epic no tardó en llevar el caso a los tribunales porque considera que Google está saltándose de forma rutinaria las leyes antimonopolio y su estrategia reduce las posibilidades de éxito de cualquier app o juego que no está en la Play Store. Como parte de su argumentación, reveló algunas de las tácticas que Google utiliza para tratar de frenar a los desarrolladores más rebeldes o las tiendas de aplicaciones de la competencia.
MANO DURA
Estos detalles han estado sellados por petición de Google hasta el pasado miércoles, cuando el juez James Donato ordenó que el material se hiciera público por no considerar que suponga un prejuicio comercial.
La denuncia de Epic pinta a una Google despiadada, que durante años ha utilizado muchos de las condiciones del programa Premiere Device (un programa de certificación de dispositivos) para disuadir a los fabricantes de Android de instalar tiendas de aplicaciones diferentes a Google Play o servicios diferentes a los oficiales de Google.
En la denuncia, por ejemplo, se recogen los casos de Nokia (HMD Global), Motorola o LG, a los que Google ofreció mejores comisiones por búsquedas realizadas en el motor de la compañía a través del dispositivo o una comisión por el gasto realizado por los usuarios en la tienda oficial. A cambio, exigía no instalar ninguna tienda de aplicaciones de terceros salvo las creadas por los propios fabricantes de los terminales.
Esta dinámica, según Epic, perjudicaba a los desarrolladores. Al frenar la proliferación de tiendas alternativas, los creadores de juegos y apps se ven obligados a mantener sus programas en una tienda, la oficial, que ofrece peores condiciones.
Google, de nuevo según los documentos de Epic, incluso ha firmado contratos con operadoras de telefonía para tratar de disuadirlas de lanzar tiendas de aplicaciones que compitan con Google Play.
PROYECTO ABRAZO
Al mismo tiempo, y de forma paralela, Google puso en práctica un programa de fidelización para desarrolladores de juegos que buscaba frenar el desarrollo de tiendas de aplicaciones y juegos de terceros.
Conocido como “proyecto abrazo” (project hug, en inglés), el programa ofrecía condiciones ventajosas, dinero, y mayor promoción a aquellos juegos que se mantuvieran de forma exclusiva en Play Store.
Epic alega que Google creó el programa por temor a que otras compañías siguieran el ejemplo del lanzamiento de Fortnite.
Al principio, Epic lanzó Fortnite en Android como una app independiente, fuera de Play Store, para evitar el pago de comisiones.
La empresa tuvo que dar marcha atrás al no obtener el éxito que esperaba y Fortnite estuvo durante un tiempo disponible en Google Play hasta el desafío del año pasado.
Un informe al que se hace referencia en la denuncia, sin embargo, apunta a que “la decisión de Epic asustó considerablemente a Google”, que pensó que podría desencadenar un movimiento dentro de la industria de los videojuegos que llevase a una pérdida de relevancia de la Play Store.
