Pero no hay que asustarse por la palabra “extremo”, pues es un pasatiempo seguro si se cuenta con la orientación de profesionales y los equipos adecuados.
Para practicar el parapentismo no se requiere despegar de lugares muy altos. Depende, por lo general, de las condiciones climáticas para aprovechar las corrientes térmicas de aire.
Un parapente es una aeronave hecha solamente a base de tela y cuerdas, sin ninguna estructura rígida aparte de la silla del piloto.
“El parapente es, realmente, un descendiente de los paracaídas de exhibición: no de los paracaídas redondos, sino de otros de planta cuadrada o rectangular formados por dos capas de tela, que tienen cierta capacidad de planear”, afirma el portal Servikios.
Un reto para vencer el miedo a las alturas
Temer a las alturas no es una limitante, ya que un grupo de expertos te mostrará la belleza de Constanza desde las nubes y te hará vivir una experiencia inolvidable.
Cuando el viento está perfecto, un parapente puede subir hasta 3,000 metros, despegando desde una montaña que tiene 800 metros de altura.
Según los expertos, el parapentismo puede ser practicado por niños, jóvenes y adultos de cualquier edad.
La palabra parapente proviene del francés ‘parapente’, acrónimo de parachute (paracaídas), y pente, (pendiente). Es un deporte nacido a fines del siglo XX por la inventiva de montañistas que querían bajar volando mediante un paracaídas desde las cimas que habían ascendido.
Según el instructor Starlin Ortega Báez, la práctica de parapente en el país empezó en 1999. “Al francés Simón Vacher se le atribuye ser el fundador del parapentismo en República Dominicana”, dice el experto.
Ortega Báez destaca que la empresa Flying Sky tiene 12 años volando a través de la Asociación de Deportes Dominicanos.
También, esta compañía ofrece la oportunidad de aprender a ser piloto, a través de clases teóricas y prácticas.
“Las clases de aprendizaje tardan aproximadamente un mes. Normalmente realizamos vuelos comerciales todos los días. Porque pocas personas se interesan por aprender a volar solas, debido a que las personas solo vienen a explorar y conocer de esa experiencia volando con la compañía de un piloto experto”, explica Ortega Báez.
El piloto Anthoni Batista Ortiz señala que muchos de los guías tenían sus trabajos formales y practicaban parapentismo como un pasatiempo. Pero descubrieron que podían brindar a los demás la misma diversión que ellos sentían cuando volaban y convirtieron esta experiencia en una actividad comercial.
Los instructores destacan que la compañía Flying Sky realiza hasta más de 50 vuelos por día, de una duración de 15 minutos, con la autorización del Instituto Dominicano de Aviación Civil (IDAC), entre las siete de la mañana y seis de la tarde.
YO LE TENÍA MIEDO A LAS ALTURAS…
La joven Elizabeth Mártinez, de 23 años, explica que le tiene un miedo increíble a las alturas. Sin embargo, fue motivada por un grupo de amigos a ir a Constanza a practicar parapente, y al llegar su turno se arrepintió de volar.
Pero lo logró. Destaca que los pilotos la hicieron perder el miedo y cuando estaba en las alturas él le cantaba y le gritaba con el objetivo de que la copiloto, en este caso, Elizabeth, perdiera el pavor a la altitud. Cuenta que a medida que el parapente se iba elevando y sus pies despegaban del suelo su temor iba desapareciendo por la seguridad que le transmitian los expertos: “Fue una experiencia maravillosa y sin duda alguna, lo volvería a repetir mil veces”, manifiesta.