19 de septiembre de 2024
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El padre de ChatGPT quiere crear ahora una «superinteligencia segura»

EL MUNDO | Entre los fundadores originales de OpenAI, la empresa detrás de la aplicación de inteligencia artificial más popular del momento, ChatGPT, cuesta encontrar a alguien con mayor convicción moral que Ilya Sutskever.

Este ingeniero canadiense-israelí (es también ciudadano ruso) era hasta el mes de mayo el máximo responsable científico de la compañía. Contribuyó a lanzarla como una empresa sin ánimo de lucro hace ya ocho años y su visión se ha mantenido inmutable desde entonces: estamos a las puertas de crear lo que se conoce como una Inteligencia Artificial General, una IA capaz de razonar y aprender como un humano, y es un descubrimiento demasiado importante como para dejarlo en manos de una compañía como Google u otro gigante tecnológico.

Sutskever fue también una de las voces que logró convencer a la junta directiva de OpenAI de la necesidad de despedir a su actual CEO, Sam Altman, el pasado mes de noviembre. Altman estuvo cuatro días en un limbo profesional antes de regresar a la dirección de OpenAI tras una dura batalla interna. Entre quienes pedían su retirada, incluido Sutskever, pesó sobre todo la decisión de alcanzar un acuerdo comercial con Microsoft y la poca preocupación por las implicaciones éticas de los desarrollos de la compañía.

La salida de Sutskever el pasado mes de mayo, por tanto, no pilló a nadie de sorpresa. Aunque Altman y Sutskever siempre han tenido una buena relación pública, representan dos visiones muy diferentes de la inteligencia artificial. Ahora con su poder reforzado, Altman está tratando además de eliminar cualquier vestigio del pasado de OpenAI como empresa sin ánimo de lucro y transformando la compañía en una empresa convencional de Silicon Valley.

La duda que quedaba es qué haría este ingeniero, que anteriormente había trabajado también para Google, fuera de OpenAI. Ayer, Sutskever anunció que su próximo proyecto será crear una superinteligencia segura. «Es el proyecto más importante de la era que nos ha tocado vivir», explica en la web de su nueva compañía, que ha bautizado como Safe Superintelligence Inc. (SSI) y que contará con sede en California y Tel Aviv.

A Sutskever se unirán el ex-ingeniero de OpenAI Daniel Levy y Daniel Gross, cofundador de Cue y anterior máximo responsable de inteligencia artificial en Apple. De momento la empresa no ha explicado cuál será su producto o cómo conseguirá financiación aunque, en declaraciones a Bloomberg, Gross ha explicado que no tendrán problemas para atraer capital.

SSI podría enfrentarse a los mismos problemas que han obligado a OpenAI a cambiar su estrategia y filosofía. El desarrollo de modelos de lenguaje como GPT-4o (el motor de ChatGPT) requiere de una enorme capacidad de procesamiento. Es la razón por la que OpenAI tuvo que llegar a un acuerdo con Microsoft, que provee a la empresa de los potentes centros de datos que necesita, y también el motivo por el que Altman quiere abandonar la actual fórmula de OpenAI (ahora una entidad con ánimo de lucro pero con retorno de inversión limitado y supeditada al control de una organización central sin ánimo de lucro) y pasar a una fórmula de empresa convencional que haga más fácil buscar inversores y, más adelante, tal vez, cotizar en bolsa.

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