El navegador Chrome presente en los Chromebooks, según la EFF, tiene activada por defecto una función de sincronización que registra en la cuenta de los estudiantes -alojada en los servidores de Google- las páginas web visitadas, los vídeos de Youtube que han visto o los términos que se han buscado. El objetivo de esta función es que si el estudiante cambia de máquina pueda tener su historial de navegación y sus datos en el nuevo ordenador tan sólo introduciendo su nombre de usuario contraseña.
Google, aclara la EFF, no utiliza esta información para ofrecer anuncios pero sí para sus propios análisis internos y para la mejora de sus productos y lo hace «sin el consentimiento previo de los padres», asegura en un comunicado. Esta práctica, apunta, choca con el documento firmado por Google a principios de año, conocido como Garantía de Privacidad del Estudiante, en el que se comprometía a no almacenar de forma permanente ni vender a terceros la información recolectada a través de productos y herramientas educativas.
El documento, creado por el Foro para el Futuro de la Privacidad, ha sido firmado por más de un centenar de organismos gubernamentales, empresas privadas y centros educativos. Además de la función de sincronización, la EFF denuncia que las herramientas administrativas de Google permiten que los centros educativos compartan esa información con terceras compañías.
Google ha aceptado desactivar en un futuro la función de sincronización por defecto en los Chromebooks que estén destinados a centros educativos y apunta a que el Foro para el Futuro de la Privacidad ha restado importancia a las acusaciones de la EFF. «La acusación carece de base alguna. Muchos colegios necesitan este tipo de funciones de sincronización para que los estudiantes puedan conectarse a las herramientas para hacer sus trabajos desde diferentes ordenadores. Ninguno de estos datos parece estar utilizándose para servir publicidad o identificar a usuarios concretos y, para uso interno, Google los analiza de forma agregada y anónima» asegura Jules Polonetsky, director del Foro.
La empresa asegura que todas sus herramientas y productos cumplen la legalidad vigente en protección de datos y respetan todos los puntos del acuerdo deGarantía de Privacidad del Estudiante.
Precedentes. La acusación de la EFF forma parte de una nueva campaña que busca llamar la atención sobre las posibles implicaciones en la privacidad de los productos de electrónica que los colegios ofrecen a los estudiantes, un tema espinoso que saltó a la primera plana de los diarios estadounidenses en 2010. Ese año, varios centros educativos del distrito Lower Merion de Pensilvania reconocieron haber vigilado a los alumnos y capturado más de 20.000 imágenes a través de las webcams de los ordenadores cedidos a los alumnos durante el curso escolar. Tras descubrirse el caso los estudiantes demandaron a los responsables educativos del distrito. Ambas partes llegaron a un acuerdo de compensación fuera de los tribunales.