Constanza.- Millones de dominicanas y dominicanos se movilizaron a diferentes partes del país a vacacionar durante el feriado de la Semana Santa. Una parte vivió una grata y vivificante experiencia, otra lamentablemente quedó atrapada en algún suceso lamentable.
Campos y ciudades fueron escenarios de gran concurrencia. La ingesta de comida y alcohol es casi un trofeo que inevitablemente se exhibe para esta época entre las aguas de una piscina, río o playa.
En cada rincón, en el más recóndito de Quisqueya existe el espíritu del voluntariado que, renuncia al viaje, fiestas y otras actividades para asegurar que otros la disfruten.
Escasamente hemos visto a los dominicanas y dominicanos resaltar la sobresaliente labor que realizaron esos hombres y mujeres, quienes son importantes cuando se necesitan luego son olvidados.
Es tan difícil ser voluntario en una sociedad que margina tan loable y significativa entrega. Incluso las diferentes instituciones de servicios se ven en la necesidad de “mendigar” contribuciones para montar un operativo que precisamente va enfocado a salvar vidas.
He visto con mucha preocupación que la adición de factores, han ido mutilando el espíritu del voluntariado. Algunas instituciones no han podido renovar su personal en muchos años.
Ojalá y aprendamos a valorar y apoyar sus acciones, porque siempre será mejor; “tenerlos y no necesitarlos que necesitarlos y no tenerlos”.
Hombres y mujeres que brindan el servicio voluntario, me siento orgulloso de ustedes y reconozco su trabajo porque se en las condiciones qu
