In memoriam Olmedo Durán
Olmedo Durán mantenía los ánimos enardecidos, cada vez que destacaba una nota todo el público que colmaba el auditorio aplaudía y gritaba a todo pulmón.
Finalmente en ese Festival de la Voz Nacional a finales de los 70’s se alzaba con un honroso tercer puesto.
Cuántas emociones, el amplio grupo que lo acompañaba a la gran ciudad en esa gran aventura artística, al regresar a Constanza en horas de la madruga, encendieron de alegría al pueblo para recibir a este héroe.
Era uno de los 11 hermanos (estaba en el medio) del matrimonio Damián Durán (Viejo) y Patria Abud.
Desde pequeño supo lo que era amanecer para ir a mojar, abonar..y todas las labores agrícolas.
Toda su juventud fué un eficiente colaborador de Viejo, encargándose con éxito de parcelas, para hacerlas producir con los mejores resultados.
Siguiendo la ruta de sus hermanos Tobias y Manuel, destacaba en los plays, jugando beisbol con destreza y velocidad cualquier posición en el cuadro, hasta estacionarse en la Primera, resultando un bateador zurdo temible.
Era un jonronero natural, que la mandaba fuera del estadio con frecuencia con largos batazos.
Desde carajito era uno de los mochileros de su Papá y tios en las excursiones de caza, que se prolongaban por varios dias en los montes de la Cordillera Central.
Con el tiempo fué más que un auxiliar, se convirtió en un diestro tirador, donde ponía la mira colocaba los perdigones.
Además se fué apoderando de los secretos y trucos de los diestros cazadores, como la ruta de los animales, esconderse y confundirse con la naturaleza.
Además de la emoción de la cacería, Olmedo fué asimilando las vivencias de esas tierras salvajes y sus pobladores, desarrollando una especie de hermandad, que estos se convertían en anfitriones de lujo en sus humildes bohios.
Con el tiempo este cazador pueblerino fué adentrándose en los secretos de la cocina de estos montañeses y tradujo esas delicias a su restaurant montañes Dilenia, cuyo plato emblemático es el «ovejo a la leña».
Una opinión generalizada en todos los círculos fué la relación que creó nuestro protagonista con sus hijos, «eran amigos, con toda la transparencia», el hacía de consejero, ahí no existían discrepancias, admirable el cariño y respeto que se dispensaban.
Olmedo era un trotamundos, además de las frecuentes excursiones a playas y pueblitos, lo cual disfrutaba enormemente, le cogió el gusto a los aviones y por igual gozaba de estos viajes.
Llegó a visitar varias veces a Las Vegas y los shows y espectáculos lo deleitaban en extremo.
Este viajero, cazador, artista, empresario era un ser altamente sociable «hacía liga» con todo tipo de personas.
Rayando la cinco, casi todos los dias se reunían un grupo de amigos para hablar de los planes de cacería, de pelota y de un sinnúmero de temas.
Padeció serios quebrantos de salud y de todos salió airoso a disfrutar de su existencia.
Hacía méritos a la frase «viviré este día como si fuera el último de mi vida»
Un buen trago no faltaba y cuando había que cantar hacía uso de su amplio repertorio desde Toña la Negra, Anthony Rios, Los Angeles Negros, Alberto Cortez, Leonardo Favio, Sandro, Manzanero y muchos otros.
Dicen sus allegados, que donde llegaban José -su primo- y Olmedo había que dejarle la pista.
Era un fanático furibundo de las Aguilas Cibaeñas e ir al Estadio Cibao junto a un grupo de amigos representaba el más alto disfrute.
Cuando escuché «Cuando un Amigo se Va», » Mi Viejo», «Amigo».. en su misa de despedida, me sentí acongojado, pero a la vez reconfortado porque el personaje querido que estabamosdespidiendo gozó cada día de su existencia, aprovechó cada chance que el Señor le permitió regresar para sembrar buenos sentimientos, alegría, concordia.
Dios quiso premiarlo al colocarlo en el sendero de los bosques, montañas, rios..para convivir por siempre con los rolones, conejos, puercos salvajes, palomas ..en felicidad angelical por siempre.